La reserva cognitiva como prevención ante un deterioro cognitivo

En blogs anteriores hemos hablado de lo que es un deterioro cognitivo, así como los factores de riesgo que pueden influir en el desarrollo del mismo, en esta ocasión, se hará mención de una de las maneras en que se puede prevenir.

¿Qué es la reserva cognitiva?

La reserva cognitiva se define como la capacidad que tiene el cerebro para tolerar y soportar neuropatológicas (enfermedades que se presentan en el sistema nervioso) antes de llegar al umbral con el que se da inicio con todas aquellas manifestaciones clínicas (Ocampo et al, 2018). En otras palabras, contar con reserva cognitiva fortalece a nuestro cerebro para que pueda soportar, en la mayor medida de lo posible, aquellas enfermedades que puedan afectar su funcionamiento antes de que aparezcan.

¿Qué acciones tenemos que realizar para contar con reserva cognitiva?

Barba, en su investigación, nos menciona algunos puntos importantes que influyen en que un individuo pueda contar con una óptima reserva cognitiva al llegar a la vejez:

  • Si durante tu adolescencia y adultez fue alguien que realiza constantemente actividades como investigar, leer, aprender distintos idiomas o incluso realizando actividades de ocio como lo son juegos como ajedrez, puzzles, crucigramas y más juegos o actividades que simbolicen un reto cognitivo, generan una buena reserva cognitiva. Asimismo, las actividades deportivas, de igual forma, suman puntos en la reserva cognitiva.
  • Otro factor a tomar en cuenta como elemento indispensable, es que una persona cuente con educación básica y continua. Contar con ello nos da el acceso a aprendizaje y conocimiento integral, ayudando así al mantenimiento de los procesos cognitivos.

Aunado a los puntos anteriormente mencionados, se hace mención de aquellos factores que pueden afectar a la reserva cognitiva que requieren un bajo trabajo cognitivo, como lo es el encontrarse en una condición ambiental desfavorable: trabajos de oficio, manuales o que sean monótonos o repetitivos. Lo anteriormente descrito no crea un abastecimiento en los niveles de reserva cognitiva puesto que no simbolizan un reto cognitivo para un individuo, teniendo así una mayor probabilidad de desarrollar una disminución de las capacidades cognitivas, así como otras patologías.

El autor concluye en que la reserva cognitiva es un mecanismo que influye de manera adicional a la calidad de vida de las peonzas, consigue viendo que el trabajo y estimulación cognitiva se conviertan en una manera de prevenir las posibles enfermedades, como lo son las demencias y, de esta forma, ayudar a que un individuo cuente con un envejecimiento saludable (2021).

¿Eso quiere decir que si no estudio una carrera universitaria y no tuve un trabajo muy exigente, voy a desarrollar un deterioro cognitivo?

Si bien, los factores anteriormente mencionados pueden influir o prevenir que un individuo pueda llegar a desarrollar una patología, no es determinante, cada persona es distinta y son muchos factores los que pueden influir, como lo es la predisposición genética (mayor probabilidad de padecer una enfermedad por un antecedente familiar), nuestra alimentación, tener una vida sedentaria (estilo de vida inactiva, como lo es estar todo el tiempo sentado o acostado sin realizar una actividad con exigencia cognitiva), etc.

Cuento con todos los puntos anteriormente descritos, lo cual indica que tengo una buena reserva cognitiva, ¿significa que ya no me debo de preocupar por padecer alguna enfermedad que afecte mis capacidades cognitivas?

Como se ha mencionado anteriormente, cada persona es distinta y son muchos factores los que influyen, esta es solo una de las maneras de prevenir, sin embargo, no hay forma de asegurar al 100% que no se presentará, sin embargo, una buena reserva cognitiva da un mejor pronóstico. De igual forma, aún estando en la etapa de la vejez, es importante continuar con actividades que simbolizan retos cognitivos, así como mantenerse activos y evitar entrar en un estilo de vida sedentario, puesto que, a pesar de contar con esta medida preventiva, si nuestro cerebro deja de recibir constante estimulación, hay mayor probabilidad de que se presente un declive.

 

Referencias:

Barba, P. (2021). La reserva cognitiva como prevención en el deterioro de las funciones neurocognitivas en la vejez. Horizontes Revista de investigación en Ciencias de la Educación, 5 (20), 1074-1083. https://doi.org/10.33996/revistahorizontes.v5i20.258

Ocampo, E., Giraldo, J., Montoya, D. y Gaviria, A. (2018). Reserva cognitiva y rendimiento cognitivo en adultos mayores sanos con historia de práctica musical reglada. Medicina UPB, 37(2), 97-106. https://doi.org/10.18566/medupb.v37n2.a03

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